Bálsamo de labios reparador

Es una de mis formulaciones más antiguas, junto a la pasta de dientes, pues es algo que siempre he utilizado y llevado encima.


Desde que empecé a utilizarlo no recuerdo volver a tener los labios rajados, ni por el frío ni por el calor. 
Las primeras formulaciones eran más sencillas, con oliva o aceite de almendras y cera de mis abejas. El simple hecho de dejar atrás la vaselina (componente principal de todos los bálsamos comerciales no naturales) es un gran paso. La vaselina da sensación de hidratación, pero en realidad hace una capa impermeable en nuestros labios, evitando que respire la piel y dando la falsa sensación de hidratación. Una vez se ha retirado esta capa, por ingestión "sin querer" o por arrastre, los labios vuelven a estar igual, deshidratados. Además hace que quieras volverte a poner, empezando otra vez el círculo vicioso.... (lo digo porque más de uno me ha dicho que no puede dejar de ponerse vaselina...)


En este tarro he reunido grandes y verdaderos aliados para luchar contra la deshidratación, mejorando en pocos días y reduciendo hasta hacer desaparecer las molestas pupas, pellejos y heridas.

La clave está en sus ingredientes: oleato de caléndula* en oliva virgen extra*, cera de abejas*, manteca de cacao*, aceite esencial del árbol del té*, extracto de propóleo* y vitamina E. *Biológico.



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